Lorelay

Me llamo LORELAY y vivía abandonada por un pueblo de Madrid llamado Velilla de San Antonio. Vagaba por las calles, buscaba sobras por las basuras y dormía y me cobijaba donde podía. Un día pasó por allí una patrulla de la Guardia Civil que al verme se les rompió el corazón de ver en qué estado me encontraba física y psicológicamente. No pudieron mirar para otro lado y llamaron a la Asociación ALBA para ver si me hacían un huequecito en su albergue. No pudieron decirles que no cuando vieron en qué estado me encontraba. Tenía tantas pulgas y garrapatas que me habían producido una reacción en la piel que había que tratarme. Tenía tantos nudos y suciedad que tuvieron que raparme el pelo nada más llegar al centro. Desde entonces no paran de hacerme pruebas porque no entienden porqué tengo un abdomen tan prominente. Ya me han castrado y me van a hacer una ecografía. Jamás había llevado un collar ni había sentido la tensión de una correa por lo que las primeras semanas cada vez que me tenían que llevar a algún sitio lo tenían que hacer conmigo en brazos y mira que no soy un peso pluma. Pero no os lo vais a creer, pero ayer empecé a andar con la correa. Todos los voluntarios de ALBA se pusieron muy contentos y yo no paraba de mover mi pequeño rabito y el culo de la emoción. Soy muy cariñosa, tranquila y sumisa. No soy una jovenzuela pero ya he sufrido bastante en la calle. Necesito encontrar un hogar y una familia a la que demostrarle todo el amor y cariño que puedo dar. ¿Quieres ser el afortunado? ¿Me llevas contigo?

Ya está castrada. Analítica de leishmania dudosa, según analíticas generales no hay sospecha de ehrlichia.