Adolfo M.

Adolfo apareció entre las huertas de un pueblo, buscando algo que comer. Una mujer de buen corazón comenzó a dejarle comida a diario, pero por muy noble que fuera ese gesto, no era una solución: necesitaba atención veterinaria, refugio, alguien que se responsabilizase de él, ya que en cualquier momento podía acabar en la carretera y sufrir un accidente.

Adolfo tiene dos añitos y es un bodeguero joven, alegre, simpático, sociable con personas y perros. Se deja manipular sin dificultad, y aunque todavía no sabe muy bien cómo pasear con correa, está aprendiendo poco a poco, con paciencia y cariño.

Al principio puede ser algo tímido, normal con todo lo que ya habrá tenido que vivir, pero cuando gana confianza, su energía natural empieza a salir. Se vuelve más juguetón, curioso, vital.

Cuando está con otros perros se muestra más espabilado, más despierto. En cambio, cuando está solo, se queda algo más callado y desorientado, esperando entender qué se espera de él. Es un perro joven, con toda la vida por delante, muy dulce y tierno.

Está castrado, y en su revisión veterinaria dio positivo en leishmania, pero ya ha comenzado su tratamiento, y con seguimiento y cuidados puede hacer una vida perfectamente normal.

¿Te animas a conocerle?

Ya está castrado.

Test 4 Idexx (ehrlichia, filaria, anaplasma y borrelia) negativo.