Hoy queremos compartir con vosotros otra historia que nos ha escrito Encarnación Peinado Rueda, la mamá de dos de nuestras gatitas: ESTELLA y MARTA RIBA. Además, nos ha mandado unas fotos de sus preciosas gatas con sus nuevos “modelitos”. Aquí lo tenéis.
Dedicado a Laura, la hija mayor de Rosa Mary
«Fiat lux et lux facta est», o lo que es lo mismo: hágase la luz y la luz fue hecha.
Esta frase que pertenece al Génesis nos sirve de introducción a este misterioso relato.
¿QUIÉN DIO LA LUZ?
Los misteriosos hechos ocurrieron en una casa del barrio de Delicias de Madrid.
Hora: entre las 2 y las 5 a.m.
La hija de la interesada, o séase yo misma, estaba durmiendo a pata suelta…, soñando que estaba en una playa paradisiaca acompañada por un guapo mozo…, -bueno la continuación de esto no lo voy a contar, lo dejo para mi intimidad-, cuando de repente oyó unas voces procedentes del dormitorio de su progenitora, o séase de su mamá. Inmediatamente. Se dirigió al susodicho dormitorio.
-¿Qué te pasa, mami?
-La luz que se ha encendido sola.
A los pies de la cama cuatro ojos nos contemplaban; cuatro orejas triangulares escuchaban atentamente. Las patas delanteras tiesas, las traseras dobladas, los rabos derechos seguían la línea del lomo; el uno largo como un espagueti, el otro semejante a un plumero. Vamos que ambas dos, testigos de los hechos, estaban sentadas.
De la boca de una se escapó: «miiiiuuuuuuuuuuuuuu»
¡Allí estaba la culpable!
«Excusatio non petita, accusatio manifesta», lo que quiere decir, que si abres la boca en esos peliagudos casos te declaras culpable.
(Un consejo Laura, si te echan la culpa de algo, no digas nada, cierra el pico, achanta la mui; pues si pones excusas ‘tontas’ tú misma te declaras culpable)
El asunto terminó de la siguiente manera:
Las culpables: Duquesa, la que cantó (alias Patilarga), Princesa, su cómplice (alias Barriguita) y la compañera de las dos delincuentes confesas, Montana, aunque ésta última no dio el hocico, fueron condenadas a pasar todas las noches recluidas en la otra parte de la casa, alejadas de los dormitorios.
Estos hechos aquí narrados son reales y están basados en hechos fidedignos. OS LO ASEGURA QUIEN LOS SUFRIÓ
Besos gatunos D., P., M., y E y su mami.
Encarnación Peinado Rueda
Un comentario en “El misterio de la luz”