Un día, alguien decidió que los nombres de Adán y Eva eran los idóneos para representar el nacimiento de los primeros seres humanos sobre la tierra. Hoy son símbolo de muerte. Esos eran los nombres que tenían los dos chimpancés que han sido asesinados en Mallorca. Eran los nombres que decidieron ponerles en una cárcel para animales, o lo que es lo mismo, un Zoo. Los animalistas estamos de luto porque, una vez más, se han pisoteado los derechos de los animales.
Los hechos han tenido lugar en el Safari de Sa Coma, en Mallorca. Allí vivían encerrados dos hermosos chimpancés pasándolo realmente mal. Sólo hay que ver algunas fotos de las que se han publicado estos días para darse cuenta de su tristeza y es lógico. ¿Cómo te sentirías tú si te encerrarán junto a otro “animal” de tu especia (al que no has escogido) y te condenaran a vivir en un espacio reducido, lejos de tu hábitat natural y expuesto como si de un cuadro se tratase? ¿Y si decidieran cuándo comes, cuando duermes o cuándo procreas? ¿Y si te tiraran cacahuetes o trozos de pan en lugar de hacer algo para sacarte de allí?
Tengo que seros sincera. A mí me encantaban los zoos, de hecho a una parte de mí le siguen gustando. El problema es que ahora los veo con otros ojos. Yo iba todos los años al zoo y era de los mejores días del año porque veía un montón de animales preciosos. No me paraba a pensar cómo se sentirían ellos y tampoco me fijaba en sus ojos cargados de pena. Hace unos cuatro o cinco años fui al Loro Parque de Tenerife. Salí con una sensación muy agria. Las pobres orcas vivían en una bañera y tenían un tigre blanco que hacía una cosa que los que tratan con perros con problemas reconocerán en seguida: iba y venía haciendo el mismo recorrido una y otra vez. Las pobres orcas tenían las aletas caídas y el tigre la piel como si tuviera sarna. El estrés, la pena. Mi cambio fue gradual, a la par que el que me ha llevado a estar escribiendo en el blog de ALBA hoy. Mi conversión animalista ha hecho que, por principios, no pueda ir al Zoo ni a Faunia ni a ninguno de esos sitios a pesar de lo que me gusta ver a los animales.
Volviendo a Adán y Eva, hace unos días se cansaron de su cautiverio y lograron escapar de su jaula. Entraron en pánico, algo lógico y normal pues todo era extraño para ellos y la gente les gritaba y se volvía loca a su alrededor. Se sentirían atacados y tendrían pavor. No he visto las imágenes pero por lo visto se pusieron violentos. Que te encarcelen a ti sin motivo alguno y veas la forma de escapar. ¿No intentarías escapar a toda costa? Pues eso hicieron ellos, instinto de supervivencia.
Durante un rato lo consiguieron, escaparon y fueron libres. Pero al salir no estaba la selva, no había jungla ni nada que les sirviera de ayuda. Lógico, estaban a miles de kilómetros de donde deberían estar. Acudieron la Policía Local, Protección Civil y el Seprona. Sólo faltaba la Policía Montada de Canadá para estar todos. Hubo un despliegue gigantesco para asesinar a Eva y Adán. Sí, para asesinarlos porque podían haber usado dardos tranquilizantes. Desde luego con toda la gente y el material que llevaron es inconcebible que no trataran de capturarlos vivos. ¿No se merecían al menos eso? Parece ser que no.
Eva fue abatida cerca de su cárcel. Cortaron una carretera y la dispararon sin compasión. Uno menos, a por el otro. Adán escapó y trató de buscar cobijo en parajes cercanos. Seguro que esperaba ver a Eva en cualquier momento. Después de tanto tiempo juntos tuvo que ser horroroso quedarse solo en un lugar desconocido, sin su amiga, perseguido. Pasan los días y, después del bombo que dieron a su huida de la cárcel, pequeña noticia en los medios: “Aparece ahogado el otro chimpancé del Zoo de Sa Coma”. Según fuentes policiales apareció ahogado en una alberca. ¿Habrá necropsia? Lo dudo. Total, es un chimpancé, hay un montón en áfrica y en otros zoos.
Muchas asociaciones animalistas han criticado duramente a los responsables del zoo, a las fuerzas de seguridad y al propio Ministerio de Medio Ambiente por no haber hecho las cosas como debían hacerse. La vida ha de prevalecer sobre la muerte siempre. Bueno, siempre no, tendría que pensármelo en el caso de las personas que decidieron que Adán y Eva debían morir. Desde el blog de ALBA y en nombre de todos los que amamos a los animales de verdad condenamos lo que ha pasado y nos sumamos a la exigencia de responsabilidades. A vosotros, Adán y Eva, sentimos no haber podido hacer que esta sociedad cambie antes. Sois víctimas de los hombres y seremos los hombres los que cambiemos.
Patricia Vadillo.