Los “Pardi” forman parte de un grupo de más de 50 perros que tenía un señor en su casa y a los que, obviamente, no podía atender. Varias protectoras procedimos a su incautación y 13 de ellos llegaron a nuestras instalaciones. Llegaron muy temerosos ya que muchos de ellos no habían tenido contacto con seres humanos de forma directa pero con el cariño y la paciencia de la gente de ALBA han podido salir adelante y hoy están todos reservados menos nuestra querida GUINEA.
Si decimos ERITREA, TOGO, CHAD, CAMERÚN, GUINEA, KENIA, ZAMBIA, ZIMBAUE, LIBIA, SUDÁN, LIBERIA, ARGELIA O BURKINA bien podríamos estar recitando países africanos pero no es el caso. Son los trece perros de los que ALBA se hizo cargo tras una incautación en un pueblo de las afueras de Madrid.
Todo empezó cuando un matrimonio amante de los animales empezó con una pareja de teckel sin esterilizar. En poco tiempo llegaron las camadas y con ellas cachorros que no eran capaces de colocar. A esto hay que sumar otros perros que les tiraban por encima de la valla. A veces, la gente, en lugar de abandonarlos en la calle, los echan en una parcela donde ya haya perros pensando que así se ocuparán ellos del animal. Esto es algo muy peligroso, primero porque con la caída suelen lesionarse y segundo porque los perros que viven ya allí pueden ver a los nuevos como extraños y atacarles matándolos. Pero a la gente que abandona animales esto les parecerá una minucia claro.
Pues bien, los iban cuidando como podían hasta que la señora falleció y el hombre se vio superado por la situación. Cuando se quiso dar cuenta tenía más de 50 animales en la parcela. Por mucho que quisiera, era imposible atenderlos en condiciones. No les podía dar la atención veterinaria que requiere un animal ni tampoco vigilarles a todos para que estuvieran bien. A la hora de comer era la guerra y cuando las hembras entraban en celo más todavía. Los animales se peleaban y muchos iban falleciendo.
Varias protectoras nos pusimos de acuerdo para acudir en su rescate. Convencimos a su dueño de que así no podían vivir y los incautamos. Aquel día fue un caos, los pobres estaban muy asustados y no sabían lo que iba a pasar. No sabían que esas personas les estaban cogiendo para darles una vida mejor.
A las instalaciones de ALBA llegaron 13 perros, todos ellos en unas condiciones deplorables. Algunos de ellos estaban famélicos, otros tenían problemas de luxación en las rodillas y todos ellos muy sucios. A una de ellas la tuvimos que dar un rapado al cero porque la piel ya ni respiraba. Hoy están castrados, vacunados y les hemos curado diversos problemas como otitis y demás.
El aspecto físico era bastante desastroso pero el psicológico no se quedaba atrás. Los pobres no sabían lo que era un collar, una correa o un cepillo. Y lo que es peor, les daban miedo las personas. Estamos convencidos de que muchos de ellos han recibido sus primeras caricias en ALBA. Pero está claro que son animales de casa, de querer estar con personas. En un mes han dado un cambio radical y eso es gracias a la paciencia y el buen hacer de los voluntarios y de la gente del albergue. Nuestra voluntaria Irene nos ha querido contar su experiencia con estos perros, cómo ha trabajado con ellos y los buenos resultados que ha dado ese trabajo. Aquí la tenéis:
“Cuando hace dos meses entraron en el albergue, «los Pardi» eran muy miedosos. Apenas habían tenido trato con el ser humano y eso hacía que no quisieran acercarse a nosotros. Eran muy desconfiados, pero hemos estado trabajando con ellos para que puedan conseguir una familia. Yo he estado con ellos estos últimos sábados para que se acostumbrasen a la gente.
Los primeros días cuando entrabas, se acercaban a olerte moviendo el rabo, pero enseguida salían corriendo. Me sentaba con ellos en el chenil y dejaba que se fuesen acercando a su ritmo. La ventaja de este caso en particular es que no habían sido maltratados, simplemente no habían tenido contacto humano, y por eso se mostraban algo recelosos, pero como también tenían curiosidad cada vez iban confiando más en mí.
Cuando algunos de ellos ya habían perdido el miedo, hace dos o tres semanas, empezamos a ponerles collares y arneses y a sacarlos a pasear. Aunque a algunos no les hace mucha gracia que les manipulasen aún, se dejaban hacer sin problema. El primer día con las correas fue un caos. Los sacamos de cuatro en cuatro o de tres en tres e iban todos dando vueltas, tirando, saltando, o sin querer andar. Pero con un poquito de paciencia se han ido acostumbrando, y este último sábado ya se ha notado una gran mejoría en casi todos.
Algunos, como BURKINA, son ya perros perfectamente sociables y la prueba es que casi todos ellos ya están reservados, esperando ese viaje a Alemania o Suecia que les lleve con sus futuras familias aunque algunos siguen muy asustados, como TOGO. Él concretamente le tiene mucho miedo a las personas. Hay que dedicarle un poco más de tiempo pero estamos seguros de que en poco tiempo va a perder ese miedo y va a poder disfrutar de los mimos. La única que queda por encontrar una familia es GUINEA. Como con otros casos, siempre es emocionante ver cómo semana a semana, estos perros van recuperando la confianza en el ser humano, y como pasan de huir y esconderse, a acercarse a ti a y pedir caricias”.
Irene Belén Cuerdo
Aquí os dejamos los enlaces para que podáis verlos en unos vídeos:
http://www.youtube.com/watch?v=bmIFEUaHQho
http://www.youtube.com/watch?v=dg-GWhFwmPE
http://www.youtube.com/watch?v=4bT1ID3jiv8
http://www.youtube.com/watch?v=4bT1ID3jiv8
http://www.youtube.com/watch?v=dYs0zp2_OX0
http://www.youtube.com/watch?v=8NxabG25pQM
http://www.youtube.com/watch?v=bmIFEUaHQho
http://www.youtube.com/watch?v=g0ngdZsa50M