Si PANTXO HIPPY no hubiera llegado a ALBA no sabemos qué hubiera sido de él. El pobre fue abandonado a su suerte con un problema en los ojos. No dudamos en recogerle y curarle para que pudiera en un futuro tener un buen hogar. Y ese día ya ha llegado, ya tiene una familia.
“Me llamo PANTXO HIPPY y soy otra víctima de la crisis. Vivía en una nave de un polígono de las afueras de Madrid pero el negocio de mi dueño quebró y no tuvo en cuenta todos los años que habíamos pasado juntos ni lo fiel, dulce y cariñoso que yo había sido con él. Dejó la nave y su empresa con la cabeza gacha y ni tan siquiera se volvió para decirme adiós.
Y allí me quedé viviendo por las calles del polígono y comiendo de donde podía. Empecé a buscar comida a las puertas de un restaurante del polígono. Un camarero me sacaba comida de vez en cuando y a escondidas porque su jefe se lo tenía prohibido. Además se juntaba que cada día tenía peor uno de mis ojos y casi no podía ver. Estuve a punto de morir atropellado en más de una ocasión. Menos mal que un día andaba Mónica, voluntaria de ALBA por allí, buscando trabajo y me vio. No lo dudo ni dos segundos.
Ella no tenía trabajo, tampoco tenía dinero para dar de comer a sus sobrinos a su cargo y, aunque yo no era su responsabilidad, decidió que no me podía dejar allí. He vivido en su casa junto con otros perros y gatos durante unos tres meses hasta que me fui a vivir al albergue de ALBA porque era urgente llevarme al especialista de ojos y operarme.
El voluntario Víctor me llevó al especialista y me diagnosticaron un tumor en el ojo que me impedía ver por el mismo. Era urgente operarme y analizar el ojo. Y eso es lo que han hecho. Me han quitado el ojo y lo han mandado a analizar. El resultado de la biopsia es una neoplasia de carácter benigno con pronóstico favorable, vamos que estoy ya tan ricamente y ahora sólo busco una familia a la que no le importe que sólo tenga un ojito”.
Esta es la historia de PANTXO HIPPY, la que leyó su familia de acogida. Ellos supieron ver lo buen perro que es y no dudaron en reservarlo. Hoy vive en su nuevo hogar y disfruta del calor de los que le quieren de verdad, por fin. Esta historia tiene un final feliz gracias a los voluntarios y a la gente que forma parte de ALBA. Sacarle adelante fue un triunfo, más en estos tiempos tan difíciles donde casi no tenemos recursos. Pero merece la pena sólo por verle en brazos de su nueva mamá y junto a su nuevo papá y con su nuevo hermanito.
Si quieres colaborar con ALBA para que podamos seguir ayudando a otros animales puedes hacerlo pinchando aquí. Hay muchas formas: adoptar, hacerse socio, padrino, voluntario o colaborar cuando uno pueda. Ellos te lo agradecerán.
Carolina Corral y Patricia Vadillo
Enhorabuenaaaaaaaaaaa hermosooooooo, deseo k seas felizzzzzzzzzzzzzz