Hola CHEVY.
Estoy triste porque ya no estás con nosotros y quería escribirte una carta.
Que los perros vivan tan pocos años es una estafa al amor. No es justo, no es justo y menos en el caso de los perros que no han tenido la suerte de vivir toda su vida en una verdadera familia. No es justo especialmente para aquellos que han sido abandonados, maltratados y/o ignorados y por fin encuentran un hogar. No es justo que se vayan tan pronto cuando, después de muchas penurias, forman parte de un hogar donde son los reyes de la casa. No es justo para ti.
Cuando llegaste a ALBA eras ya un perro mayor. Calculamos que unos 10 años, luego descubrieron que el chip era de 2004 así que alguno más tenías. A veces es difícil de calcular. Las personas, cuanto mejor vida llevamos mejor vejez tenemos tanto física como mental. Pues a los perros os pasa lo mismo y eso es algo que en ALBA vemos demasiadas veces. Veo perros con la misma edad que el mío y parecen el doble de mayores. Eso tampoco es justo.
Entraste en ALBA en febrero de 2016. Estabas hecho polvo, tanto tú como tu compañera CADILLAC. Los dos vivíais con unos ocupas hasta que un día llegó la policía. Tuvisteis la suerte de venir con nosotros y pronto descubrimos que tenías chip. Estabas a nombre de un señor que te vendió cuando eras un cachorro y no tramitó el cambio de dueño. De ahí pasaste de mano en mano hasta llegar al albergue. Nos pusimos en contacto con este señor y, como era de esperar, no quería saber nada de ti. Sabes que te digo, que mejor. Gracias a eso has podido tener unos años maravillosos con tu familia. Silene y Carolina empezaron los trámites por abandono y tras una temporada consiguieron tu custodia.
La verdad es que fuiste un perro mimado desde que llegaste. Estabas tan mayorcito y tenías tan pocas posibilidades de encontrar una familia que Carol decidió tenerte suelto en el albergue. Te portabas de lujo con personas y perros. Bueno con todos menos con mi perro. A Bastian le tenías frito. Le perseguías por el albergue amedrentándole y mi podre Bastian no se atrevía a meterse contigo, la edad es un grado. Yo creo que te recordaba a algún perro con el que tuviste una mala experiencia porque en realidad nunca os pasó nada. A saber lo que te pasó en tu vida antes de llegar a ALBA. El caso es que eras gracioso hasta para acecharle. Ibas casi silbando y cuando nos dábamos cuenta le tenías acorralado. Carolina se acuerda bien “Todavía recuerdo el colmillazo que me dio CHEVY en la pierna porque me puse en medio en la oficina cuando envistió contra Bastian J que manía le tenía”. En fin que eso era una tontería, yo te quería igual, sobre todo porque fuera por lo que fuera, no era culpa tuya.
Has sido uno de los perros más cariñosos que he conocido. La verdad es que digo mucho esta frase, yo creo que cuando llegáis a ALBA estáis tan faltos de cariño que casi todos sois extra cariñosos. Pero CHEVY, tú eras especial. Venías despacito, ni se te sentía, y de repente tenía tu cabeza dándome en la mano para que te acariciara y abrazara. Incluso el equipo de la Feria 100×100 Mascotas te apadrinaron. Cuando vinieron a ver nuestras instalaciones te conocieron y se enamoraron de ti. Regalabas cariño y amor a todos y no pudieron irse sin ayudarte de alguna manera.
Eras tierno, cariñoso, bueno y noble. Los voluntarios te comían a besos. Siempre les digo a los chicos que, para muchos, las caricias que reciben en ALBA son las primeras y únicas de su vida. No fue tu caso, para ti hubo muchas caricias más. Un día llegó el milagro, una familia quería adoptarte, una familia muy especial, la familia de Ana y su madre Encarni. Ana es una de nuestras colaboradoras que siempre que puede nos ayuda en muchas cosas. Ha trabajado con muchos de nuestros perros miedosos colaborando en que hoy sean perros que pueden vivir en sociedad. Pues bien, un día Ana nos dijo que su madre quería adoptarte. Buscaba un perro mayor al que dar un final de vida como todo perro se merece. Esto no es normal, los perros que más difícil lo tienen para encontrar un hogar son los mayores, los enfermos y los negros. Pues CHEVY tú lo tenías todo oye. Pero también tenías un corazón que no te cabía en el pecho, una mirada que podía derretirte y un morro para pedir cariños que se salía del albergue. Fue una gran noticia. Estar contigo todos los sábados en mi caso y en el de Carolina todos los días y ver que por fin has encontrado un hogar es una felicidad difícil de expresar.
En casa de Encarni has sido feliz como pocos. Te han cuidado, mimado, querido y hecho sentir como un miembro más de la familia. Nos mandaban fotos tuyas con tu abriguito de colores, no se podía estar más guapo. Pero por desgracia tu salud fue empeorando poco a poco. Tu familia ha hecho lo posible y lo imposible por alargar tu vida de una forma digna pero llega un punto donde hay que tomar la decisión más difícil, ayudarte a cruzar el arco iris.
Ana me escribió para contarme lo que había pasado: “Hace un par de meses le salió recidiva del tumor que le habían quitado con metástasis en el ganglio inguinal. Lo hemos intentado todo, probado varios tratamientos de quimioterapia, pero ninguno conseguía reducirlo o controlarlo mínimamente (la primera dosis de cada medicamento que le daban lo frenaba, pero las siguientes ya no). A mediados de junio, dio un bajoncillo físico (unido a esa artrosis tremenda) que no podíamos saber si era por el cáncer, por la quimio o por artrosis. Desde entonces mejoró un poco con tratamiento para las patas, pero poco el tumor siguió creciendo. La semana pasada la oncóloga ya dijo que no quedaba nada que hacer salvo no hacerle sufrir, no obstante le hemos intentado regalar días (confiando en el milagro de la progresión parara contra todo pronóstico) pero ha seguido empeorando así que lo único que hemos podido hacer ya por él es que se fuera sin dolor y sin pasar el suplicio de las complicaciones del tumor en muy mal sitio (por donde estaba le causaría problemas de compresión en vejiga, edema en la tripa y patas y posible herida abierta de toda la zona). Ya descansa. Gracias por haberle mimado tanto”.
Carol, nuestra presidenta, me había contado el día anterior que iban a ayudarte a partir porque ya no aguantabas más. Estaba hecha polvo y es que ella ha sido una de las personas que, junto a tu familia, más te ha querido. “Cuando me acuerdo del viejecito de CHEVY no puedo más que emocionarme. Cuanto nos ha enseñado a todos. Son verdaderos maestros de lealtad amor y fidelidad” comenta Carolina.
Yo estaba en la cama cuando sonó el teléfono. Quería contarte cómo me sentí para que sepas lo importante que eres. Se me encogió el corazón, los ojos se llenaron de lágrimas, la rabia se mezcla con la pena y sólo pensaba en una frase “no es justo”. Si así me sentí yo no puedo imaginar la pena que han sentido Encarni, Ana y toda tu familia. A ellos sólo les puedo decir que GRACIAS por haber tenido el corazón tan grande como para adoptarte precisamente por las cosas por las que no te adoptaban los demás.
Le pedí permiso a Ana para publicar esta carta y ella me dijo algo que me pareció tan cierto como bonito “Claro que sí, CHEVY era un poco de todos”. Gracias por tu generosidad Ana, creo que puedo hablar por todos los voluntarios cuando digo que todos le sentíamos un poquito nuestro.
Y a ti bombón, darte las gracias por haberte cruzado en mi vida y haberme dejado disfrutar del amor inmenso que tenías para todos. Gracias por enseñarnos que los perros sois una especie sin parangón. A pesar de los que os hacen muchos humanos no sois rencorosos, al contrario, seguís demostrando amor infinito y lealtad. Gracias por esas miradas tan tiernas, por tus cariños y por haber sido tan especial.
No quiero terminar esta carta triste y por eso tengo un último agradecimiento para ti CHEVY. Gracias por dejar tu sitio a otro que lo necesita tanto como lo necesitabas tú, LUCERO. En realidad, es un agradecimiento compartido pues tu familia es la que ha decidido adoptar a nuestro LUCERO, otro perro que lo tenía muy difícil para encontrar una familia. Es lo único que nos consuela, saber que has dejado tu lugar a otro como tú. A Encarni y a Ana daros las gracias de nuevo, por CHEVY, por LUCERO y por todo. Estas son las familias que merecen mi admiración y respeto.
Adiós CHEVY, nos veremos en unos años porque si hay un cielo de perros ese es al que quiero ir yo.
Siempre tuya, Patricia.