Cada vez más ciudades españolas se suman a la iniciativa de prohibir los circos con animales. El último en sumarse a esta idea ha sido el municipio madrileño de Fuenlabrada pero sólo es uno de los muchos que se han dado cuenta de que ese tipo de espectáculos suponen un maltrato a los animales.
El Pleno del Ayuntamiento de Fuenlabrada se acaba de sumar a la lista de municipios españoles que han prohibido los circos con animales en su territorio. Lo ha conseguido con los votos a favor de los grupos políticos de PSOE e IU ya que PP y UPyD se han opuesto a esta iniciativa. Esta moción no se ha limitado sólo a prohibir los circos con animales, también se extiende a cualquier espectáculo en el que estos aparezcan, algo todavía mejor ya que amplía el abanico.
Las razones que han expuesto en la sesión plenaria se basan en que este tipo de actividades están en contra de los principios educativos que debemos inculcar a nuestros hijos. Esto tiene dos vertientes. La primera es que los niños ven animales desarrollando un comportamiento antinatural para ellos. Ningún tigre va saltando por aros en la selva. Ningún elefante se sube en grandes pelotas de gomas con un mono a sus espaldas. Educarles significa enseñarles cómo viven los animales y no cómo los hemos convertido en un divertimento, si es que puede llamársele así porque ver como dan latigazos a un león para que salte una valla no parece nada jocoso.
La segunda vertiente es todavía más preocupante y es que, para que esos niños y los adultos que les llevan vean semejante esperpento, los animales tienen que vivir lejos de su hábitat y en unas condiciones penosas. Muchos de ellos han sido criados en cautividad y no saben lo que es ser feliz en su entorno junto a sus semejantes. No saben cazar, no saben relacionarse con los demás miembros de su especie o de otras ni tampoco sobrevivir en la naturaleza, algo para lo que fueron creados. Son condenados a malvivir en jaulas sin conocer la libertad y a comer lo que se les quiera y cuando se les quiera dar. A este maltrato psicológico se une muchas veces el físico. A base de golpes y amenazas se forja la sumisión del animal.
Pero los animales no siempre se muestran sumisos. Están sometidos a un constante estrés, el de que la función salga adelante y se vendan más entradas. La violencia genera violencia y, algunas veces, los animales se revelan contra sus domadores. Eso es lo que pasó en el Circo Gottani hace unos días en Madrid. Una tigresa se defendió de la persona que la estaba sometiendo porque eso es lo que hacía. No atacó porque sí. Atacó porque la habían secuestrado, esclavizado, torturado y humillado. En un momento de tensión la tigresa reaccionó y le mordió. El domador sobrevivirá pero ella no. Lo más probable es que la sacrifiquen.
¿En qué mundo vivimos? ¿Quién somos nosotros, los seres “humanos”, para decidir el destino del resto de seres que habitan la Tierra? Hemos conquistado el mundo y nos hemos impuesto sobre el resto de criaturas del planeta y en lugar de obrar respetuosa y concienciadamente, nos dedicamos a destrozar el entorno y a poner a nuestro servicio al resto de especies. Hemos ocupado su hábitat y, no contentos con ello, les hemos sometido para nuestro disfrute o comodidad. Y si no hacen lo que queremos los maltratamos o sacrificamos. Esto no puede seguir así.
Menos mal que existen personas que no comulgan con ello, entre otras las personas que forman parte de ALBA. Esta es la razón de que mostremos nuestro repudio ante cualquier tipo de maltrato animal y eso incluyen los espectáculos como el circo o cualquier otro en que no se respete la dignidad de los mismos. Gracias a las personas que están luchando por ello y a los municipios que han prohibido esta barbarie.
Listado de municipios que han prohibido el circo con animales