El pasado 10 de junio la Policía Local de Arganda del Rey (Madrid) junto con varias asociaciones de protección animal como ALBA (Asociación para la Liberación y el Bienestar Animal) pertenecientes a la FAPAM (Federación de Asociaciones de Protección Animal de la Comunidad de Madrid) procedieron a la incautación de 11 cachorros y 5 perros adultos de una finca llamada El Paraíso.La alarma fue dada por personas que acudían de forma voluntaria a este lugar para ayudar con el mantenimiento de los más de 60 animales que allí residían. Tras múltiples y fallidos intentos de convencer a los responsables de que los animales no estaban en buenas condiciones, al final recurrieron a las autoridades. Estamos, por tanto, ante un claro caso de Síndrome de Noé.
Hasta allí se desplazaron junto a ALBA personal del CIAAM, ANAA, PROA, APAP Alcalá y Perrigatos en apuros. Todos ellos esperaron pacientemente hasta que los agentes de la policía les permitieron el paso. Como se notifica la incautación con varios días de antelación, las personas que gestionan El Paraíso repartieron a los animales por fincas circundantes y a saber qué otros sitios más. La policía preguntó por el paradero de los mismos pero no hubo respuesta.
Dentro encontramos unas instalaciones insuficientes para la cantidad de animales que albergan y solamente 11 cachorros y 5 perros adultos. Tras comprobar las condiciones de los animales y recogerlos, los voluntarios de las asociaciones realizaron unas inspección ocular por los alrededores en busca del resto de los perros. La suerte quiso que se localizara a un grupo de los mismos a varios metros de El Paraíso. El problema fue que la orden administrativa sólo abarcaba la primera finca por lo que sin el permiso de los dueños de los animales no era posible cogerlos. Como era de esperar, no nos lo dieron y tuvimos que irnos de allí con el corazón en un puño.
La policía local de Arganda del Rey entró en la segunda finca prometiéndonos identificar a los perros que allí había además de pedirles cierta documentación. Sin embargo, salieron de las instalaciones tras nosotros por lo que parece improbable que así lo hicieran.
ALBA se ha llevado a su albergue a tres cachorros y a una pastora alemana mestiza con Leishmania. El resto de animales se los repartieron entre las demás asociaciones.
El Síndrome de Noé, maltrato y no amor por los animales
Se trata de una de las patologías menos conocidas dentro del mundo de las enfermedades mentales pero que cada vez afecta a más personas y, por consiguiente, a más animales. Básicamente consiste en la obsesión de acumular animales hasta el punto de no ver que no son capaces de atenderlos no ya adecuadamente sino de forma básica. Estas personas creen que los ayudan, incluso piensan que son los únicos que lo hacen. Pero nada más lejos de la realidad. De ahí que sea una verdadera enfermedad psicológica.
El tipo de animal no importa. Pueden ser domésticos, de granja, exóticos o del tipo que sea. Los domésticos son los más habituales por una sencilla razón, son los más fáciles de conseguir y de mantener, al menos en teoría. De hecho, la especie más damnificada son los gatos y los perros, sobre todo los primeros ya que no requieren salir a la calle a hacer sus cosas. Aunque cuando esta enfermedad llega a su punto álgido, los que la padecen no se preocupan de esto y sean perros, gatos, ovejas o lo que sea ni los sacan, ni los asean ni los alimentan correctamente. Eso sí, lo más normal es que se centren en una sola especie aunque se han dado casos de personas que acumulaban de diferentes tipos.
Y ese es el gran problema. Lo que comienza siendo una acción altruista se convierte en un martirio para los animales llegando en muchos casos a la muerte de los mismos. Los animales no reciben la comida necesaria y la que tienen es de poca calidad o poco adecuada. Raro es el caso del enfermo que tenga los papeles de los animales en regla. Por regla general, no tienen espacio suficiente para los animales por lo que se apilan unos con otros. La higiene brilla por su ausencia pues no dan a basto. Esto sumado a la acumulación de individuos crea un caldo de cultivo ideal para bacterias, virus y demás. Llega por tanto el último de los problemas, el cuidado veterinario. Los animales enferman y no son tratados. Se contagian unos a otros, se pelean entre si llegando incluso al canibalismo por pura supervivencia y crían sin parar.