Corre por las redes sociales como la pólvora. No es para menos. Son las palabras de José Sepúlveda, un técnico de sonido que trabajaba en la retransmisión de corridas de toros y que tuvo que dejarlo porque no podía soportar esa tortura tan cruel. Sus palabras recogen el horror que vive el pobre animal. Son duras pero si no se conocen, esto seguirá pasando. Son apenas cuatro párrafos pero ya los han compartido más de 70.000 personas y nosotros queremos que sean 70 millones de personas porque así, la gente sabrá de verdad lo que se esconde tras esta supuesta tradición. ¿Quieres que la tortura hacia los toros termine? Compártelo. Aquí tienes las palabras y ole para ti José Sepúlveda.
«En mi caso, que me ha tocado llevar el sonido en alguna retransmisión, siempre he comentado, que si en lugar de la mezcla de sonido de la banda de música, aplausos, bravos, olessss y demás… el sonido fuera el que capta el Sennheiser 816 (micrófono que capta a gran distancia y buena calidad) a pie de ruedo, donde se escucha perfectamente el sonido de la banderillas al entrar en la piel, los mugidos de dolor que da el animal a cada tortura a la que se somete… y además lo acompañáramos de primeros planos de las heridas que lleva, de los coágulos como la palma de una mano, de la sangre que le brota acompasada al latir del corazón o la mirada que pone en animal antes de que le den la estocada final, creo que el 90% apagaría el televisor al presenciar semejante carnicería a ritmo de pasodoble.
Yo, personalmente pedí el dejar de hacer ese tipo de trabajo, precisamente un día que en Castellón me tocó estar en el callejón y me cabreé mucho al escuchar a un toro, al cual el torero falló cuatro veces con el estoque y harto de escuchar al pobre animal me quité los auriculares… No tuve bastante, que mientras agonizaba, escupía, se ahogaba en su sangre, se vino a morir justo pegado a mí, apoyado sobre las maderas mientras daba pasmos y su mirada ensangrentada y con lágrimas, sí lágrimas, sean o no sean de dolor, se cruzó con la mía y no nos la perdimos hasta que un inútil …. falló dos veces con el descabello, al que le dije de todo.
Ahí acabó mi temporada torera de por vida.
Son sentimientos personales y lo más probable es que a un amante de «la fiesta» le parezca ridículo, pero para mí, más ridículo es cuando después de semejante carnicería, giras la vista al público y los ves allí aplaudiendo, comiendo su bocata sin inmutarse, ni habiendo visto y oído lo que yo.»
Hay un contrasentido en todo esto, y lo digo por eso de «amantes» de la «fiesta». Es imposible reconciliar «amante» que viene de «amor» con ese espectáculo solo digno para psicópatas esquizoides reprimidos. Más que nada porque son incapaces de eso, amar. Y los hay que, encima, dicen que el toro no sufre, que disfruta… El colmo de la demencia. Por favor, le pido a José Sepúlveda que si conserva alguna grabación con los sonidos que describe, que los publique. Sería formidable extenderlos por todas las redes sociales y «ambientar» una corrida de toros con ellos.
!!!Bien por ti!!! Por tener el valor de denunciar esa carniceria, que no es fiesta nacional, si no asesinar a un animal. A mi me recuerdan a la Roma de Nerón