Mayte, voluntaria de ALBA, ha querido compartir con nosotros su experiencia como casa de acogida. Para ello nos habla de su última inquilina, ENCHURRUFLÁ MARÍN, una gata cariñosa y agradecida que tiene una oportunidad gracias al trabajo de todos. ¿Quieres saber lo que te aporta ser casa de acogida? No te pierdas este artículo.
Hace unos días me escribió Mayte para contarme de la última gata que tiene de acogida. En la gatera no se terminaba de adaptar y Mayte ha decidido ayudarla en su casa y lo está haciendo de una forma estupenda porque no sólo se limita a darle un hogar sino que, además, se preocupa por escribir sobre ella y por difundirla para que encuentre la familia que tanto merece. Me mandó la historia de ENCHURRUFLÁ MARÍN y yo le pedí que me escribiera también su experiencia como casa de acogida para que la gente se anime y vea que, además de hacer un gran bien, es una experiencia maravillosa que recomendamos a todos. Gracias Mayte por cuidarla y por preocuparte tanto por ellas y por todos los habitantes de ALBA, se nota que tus palabras salen del corazón y por eso llegan a la gente. Os dejo con sus palabras:
“No sé si es a ti a quien tengo que escribir contando una historia de una gatita que tengo estos días en acogida. Pero me gustaría compartirla. Cuanta más información se tenga del animal mejor para encontrarle una casa.
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Se trata de la historia de ENCHURRUFLÁ MARÍN. Esta gatita apareció en una colonia en la casa de campo, la recogió Rosa. En Alba descubrieron que no tenía dientes y pensaron que era viejita. Después al tratarla yo, he visto que no es tan viejita, no sé porqué habrá perdido los dientes pero juega como una chiquilla y salta alto a las repisas y eso no es normal en una gata vieja. Como no se ha adaptado muy bien a estar en la gatera, quizá porque tiene que comer blandito, me la he llevado yo a casa.
Tengo que decir que desde el primer momento que le abrí el transportín salió muy contenta con su rabito en alto, yo creo que pensaba que volvía a estar en su casa, pues se nota claramente que la «ENCHURRI», como nosotros la llamamos ha sido una gata casera. Se lleva fenomenal con nosotros mayores y niños es muy cariñosa, casi pesada porque te salta a tus rodillas si llevas tiempo sin hacerle caso, para que le des mimos. Creo que al pasar un tiempo en la calle está muy agradecida o esa es mi impresión.La he introducido estos días con mis gatos y aunque al principio bufaba mucho, ya los tolera bastante bien, los míos son tranquilotes y además están acostumbrados a que venga de vez en cuando algún compañero felino, y no hay problema con ellos.
En definitiva que es una gata muy sociable para una familia especialmente si tienen niños, yo creo que está más que lista para encontrar casa definitiva y ojalá la quieran como nosotros la queremos a ella.
¿De verdad no te da pena cuidar en tu casa un animal y después tener que darlo? Ésta es la eterna pregunta que siempre me hacen. Mi respuesta es siempre la misma: no, porque sé que van a su verdadero hogar, yo sólo soy un lugar de paso dónde se les ayuda a recuperarse, y a socializarse.
Es una satisfacción ver cómo llegan muertos de miedo, hambre, enfermedades, y poco a poco se van poniendo mejor hasta el punto de que gente que los ha podido ver en sus principios y los ve pasado un tiempo no se crea que se trate del mismo animal.
Yo sé que a lo largo de estos años todos los gatillos y algunos perrillos que han pasado por mi casa y por mi familia, nos han marcado cada uno a su manera, conservamos fotos de todos y tienen un lugar especial en nuestro corazón, y de vez en cuando sale alguna anécdota y nos partimos de la risa recordándola.
De algunos todavía conservo contacto con sus familias, que no nos vamos a engañar muchos han sido amigos míos, o vecinos. De otros ya no sé de ellos pero sé que están en buenas manos siempre me he encargado de que sea así.
Otros, por unos motivos u otros al final me los he quedado yo, je,je, pero son los menos desde luego, porque no puedo quedarme con todo bicho viviente que se cruza en mi camino.
Ahora con ALBA tengo una gatilla de acogida, y me encanta ver cómo evoluciona a pasos agigantados, nosotros sabemos que algún día se irá, pero no nos da pena porque sabemos que en ALBA se busca con cuidado a sus familias definitivas y además, después de que se vaya, tendremos hueco para darle una oportunidad a otro animal.
Animaros a ser casa de acogida, de verdad que os alegrará el día, ver un progreso por pequeño que sea de vuestro animal de acogida.
Mayte Iniesta.”