Hoy tenemos una entrada muy especial, nuestra voluntaria Irene ha querido compartir con todos vosotros su experiencia en ALBA. Nos cuenta cómo llegó a ALBA y por qué viene todo lo que puede desde hace tres años. Espero que os guste y os anime a hacer como ella porque, para mí y creo que para Irene, es una de las mejores decisiones que hemos tomado en nuestras vidas. Gracias Irene.
Este mes de Enero ha hecho tres años que empecé de voluntaria en ALBA. Empecé con 14 años, y voy a cumplir 18 en breve. Quería tener un perro, pasear el del vecino, cuidar el de una amiga… pero no me dejaban. No me dejaban tener animales en casa así que decidí ponerme a buscar perreras donde ser voluntaria junto con una amiga a la que le pasaba lo mismo que a mí. Pasamos todo un verano buscando por internet, descubrimos que no solo existían perreras si no también refugios y protectoras, y después de mandar muchos emails y de mirar cómo llegar a las distintas protectoras, fuimos a ALBA a la charla para los nuevos voluntarios.
Elegimos ALBA porque de las pocas que nos respondieron, era la única protectora que no nos pedía como condición para tener al menos 16 años (y claro, no teníamos ganas de esperar 2 años más para poder ser voluntarias…). Desde entonces he ido casi todos los sábados, además de intentar ir siempre a todos los eventos y a todas partes cuando hay que echar una mano. Nunca habría pensado que un albergue fuese tan agradable. Lo imaginaba como las perreras de las películas: sucio, oscuro, ruidoso y con animales en malas condiciones, agresivos, aterrados o con heridas. Nada más lejos de la realidad. Era un sitio bonito y agradable. Los animales estaban felices y en buen estado.
Han cambiado muchas cosas en estos 3 años, tanto en el albergue físicamente como en la forma en la que funcionamos los voluntarios los sábados, que es el día que solemos ir todos, y creo que todos estos cambios han sido a mejor. Por ejemplo antes los perros solo salían con collar, y más de una vez he visto como se escapaban o se me escapaban a mí, y ahora tenemos cuidado de ir siempre con arnés y collar, para que no haya sustos.
Todos las semanas me hace la misma ilusión ir, me gusta estar temprano, incluso antes de que el albergue abra los días que se puede, y quedarme hasta tarde haciendo cosas, ya sea limpiando los cheniles a última hora, jugando con los gatos o merendando con los voluntarios que queden. El albergue cierra a las seis, pero siempre acabamos quedándonos más tiempo, sobre todo en verano que hace bueno y los perros pueden salir a pasear dos veces si hay gente suficiente para pasearlos.
Me gusta hacerlo todo, pasear a los perros, trabajar con ellos, bañarlos y correr por el patio. También suelo estar con los gatos, jugando con ellos, cepillándoles, acariciándoles o socializando a los más miedosos a base de chuches y mimos. Y no me olvido del resto de animales, porque en ALBA no solo hay perros y gatos. Lo primero que hago al llegar es ir a guardar el pan que les traemos a las cabras y las ovejas, aunque nuestra cerdita Peggy suele interceptarnos rápido y nos toca darle el pan. Otro de los habitantes más especiales de ALBA es Lapona. Al principio no podía tocarla porque era muy desconfiada con los extraños, ¡a saber qué le han hecho! Me hizo mucha ilusión cuando por fin se dejó tocar, y ahora ya puedes acariciarla, y si está de humor, hasta darle un abrazo. Por supuesto no todo es estar con los animales, y todos los días los voluntarios también ayudamos a limpiar, atender a las familias que vienen a adoptar, etc.
Una última cosa que no se me puede olvidar es el viaje a Alemania. Fue la primera vez que salía fuera de España sin mis padres, y no pudo ser mejor. Además de lo bien que lo pasamos, pude ver algunos animales que por ser los primeros que yo conocí en ALBA, como Petenera (en la foto) soy muy especiales para mí. Como se suele decir, fue “corto pero intenso”.
Creo que estos tres años he crecido y aprendido mucho gracias a ALBA, no solo sobre los animales en sí, si no también todo lo que hay detrás. Espero poder ayudar cada vez en más cosas, y sobre todo, por muchos años más (aunque lo ideal sería que no hubiese a quién ayudar). Muchas gracias a ALBA y a todos los que forman parte de esta gran familia por la maravillosa labor que llevamos a cabo y de la que me siento parte. ¡Por muchos años más!
Irene Belén
Es emocionante la experiencia de Irene. Sólo puedo decir gracias, en nombre de todos los animales a los que has cuidado y ayudado y que ojalá hubiera muchas más personas como tú.
Un beso muy fuerte.
Hola,me encantaría tener información sobre como podría ayudar y ser voluntaria,me encantaria poder cuidar,mimar y ayudar a todos esos animalitos que por una razón u otra se encuentran sin un hogar,bueno espero su respuesta muchas gracias
Hola Micaela.
Sería un placer que vinieras a ALBA de voluntaria, hay muchas cosas que puedes hacer por ellos y seguro que encuentras alguna que te apasiona. Envía un mensaje a través de la sección de contacto de http://www.albaonline.org comentando que te apetece ser voluntaria. En cuanto tengamos una reunión de nuevos voluntarios te avisamos para que vengas y contarte cómo funcionamos.
Saludos y gracias!