Llega el mes de noviembre y con él una de las prácticas más aberrantes de las que se llevan a cabo en España bajo el nombre del Toro de Medinaceli. Este año le ha tocado a ISLERO. Poco antes de que dieran las doce de la noche y que empezara el día 13 del citado mes, estos seres inhumanos se dieron cita en la plaza Mayor de Medinaceli (Soria).
Según defienden algunas personas, se trata de un rito ancestral que data de la Edad de Bronce y que, por tanto, es una tradición. Suponemos pues que estas personas no han evolucionado y efectivamente siguen viviendo en la Edad de Bronce porque si no es imposible entender cómo pueden defender lo que es una auténtica barbarie. Además, no hay constancia de que esto sea así. Pero lo más aberrante no es que haya personas que defiendan esta “fiesta”. Lo que más me revuelve el estómago es que la Junta de Castilla y León considere el “festejo” de Interés Turístico Regional desde el año 2002. ¿Por qué? Pues según dicen porque es el único “toro de fuego de esa comunidad”. ¿Esa es razón suficiente? Si sólo queda uno será porque evolutivamente hemos comprendido que se trata de un asesinato y de una tortura.
El Toro de Medinaceli no es el único en nuestro país ya que tanto en la Comunidad Valenciana como en Cataluña también hay actos tan atroces como este. La tortura consiste en atar los cuernos del toro y arrastrarlo hasta un poste donde se le coloca una estructura metálica en la cuál van alojadas dos bolas. Estás se prenden fuego y arden durante cerca de una hora gracias a una mezcla de aguarrás y azufre. Durante este tiempo el animal sufre quemaduras en la cara y el cuerpo y tiene muchas dificultades para respirar. Supuestamente el barro con el que le untan le protege pero en cuanto empieza el espectáculo se va desprendiendo. Además, que yo sepa el barro no libra a nadie de quemarse. Esa es la parte física. ¿Os imagináis la psicológica? El toro pasa un miedo atroz con el fuego tan cerca y sin poder quitárselo mientras cientos de bárbaros le golpean y jalean. Y para acrecentar su pánico, se encienden cinco hogueras para que no pueda escapar y el fuego le atemorice todavía más.
Virginia Iniesta, veterinaria y doctora en Medicina y Sanidad Animal, ha escrito en un informe que ha presentado el PACMA qu se trata de uno de los maltratos más terribles que hay y un ejemplo de tortura animal institucionalizada. Defiende esta profesional que se trata de un acto éticamente injustificable.
El festejo termina cuando se apagan las llamas y ahora viene lo que tiene más tralla. Está permitido que esta tortura sea un festejo costeado por los contribuyentes y respaldado por la administración. Pero eso sí, cuando termina hay que matar al toro porque claro, según dice la legislación, hay que asegurar al animal una muerte sin sufrimiento y evitarle una vida marcada por las torturas recibidas. Y se quedan tan anchos. No es tortura pero luego le matamos por si está traumatizado. Pues así es España en el año 2014 y mientras no hagamos nada para evitarlo habrá muchos más ISLEROS y VOLANTES y tantos otros sin nombres que mueren en las plazas pasando el peor momento de sus cortas vidas. La pena es que a veces no es necesario ni asesinarle, el pobre muere del trauma y de las heridas, pero no es tortura si no cultura. ¡JA, JA y JA señores!
Este año ISLERO no ha estado solo, muchas personas han intentado parar su tortura y posterior sacrificio. Gracias a todos por estar ahí y tratar de impedirlo. Está en nosotros intentar que su muerte no sea en balde pero sí la última.
Patricia Vadillo.
FOTOS: Agencia EFE
Me gustaría saber si estos defensores a ultranza de las tradiciones serían tan respetuosos con las ajenas como, por ejemplo, el canibalismo, si fueran ellos los que se encontraran en la olla (el agua calentita, por supuesto, muy calentita) en el centro de un círculo de guerreros caníbales dispuestos a no dejar ni los huesos… Es muy fácil defender salvajadas cuando no es uno el que las sufre y ni siquiera es capaz de empatizar con el que padece tanta «cultura». NO AL TORO DE MEDINACELI. Otro sitio más al que vetar por los turistas con dos dedos de frente.
Efectivamente es una salvajada lo mires por donde lo mires. Es muy fácil verlo bien cuando no es uno el que sufre las consecuencias en su piel. Me sumo a tu idea de no ir a Medinaceli y a tantos otros sitios donde institucionalmente se defiende o se permite este tipo de barbaries.
Gracias Ángel!!
Y lo malo es que, como sigamos así, los animalistas vamos a tener que pasar nuestras vacaciones en el Retiro, porque recordemos que estamos en el país de la charanga y pandereta solo que la pandereta, donde se dan los golpes, suele ser algún animal en casi todas partes de esta nuestra maltrecha patria.