ALBA ha vuelto a visitar la Cañada Real, uno de los barrios más desfavorecidos de la capital española. Allí hemos ayudado tanto a los animales como a las personas para que tengan una calidad de vida superior.
Las labores que hacemos en ALBA son muy variadas. Aparentemente nos dedicamos a rescatar animales de la calle y buscarles un hogar. Pero el trabajo va mucho más allá y abarca ayudar no sólo a los animales sino también a las personas. Esa es la razón por la que, cada vez que podemos, acudimos a la Cañada Real.
Se trata de una de las zonas de Madrid más desfavorecidas y sus habitantes tienen bastantes carencias. El trabajo que allí se hace es muy importante y no solamente para los animales a los que atendemos, también para las personas y para futuras generaciones. Muchos de ellos desconocen los cuidados básicos que tienen que tener sus mascotas o no ven normal el que se castre a las mismas. Por ello vamos armados con toda la paciencia del mundo, para explicarles los beneficios que tiene el que su perro o gato esté sano. A veces cuesta pero por lo general quieren a sus animales y poco a poco van entendiendo que tenemos razón.
Carolina Corral, una de nuestras Presidentas, nos cuenta cómo ha sido esta última visita a la Cañada:
“ALBA sigue trabajando en las zonas más desfavorecidas de Madrid como es La Cañada Real en las que tanto la vida de las personas como la de los perros no son un mar de rosas precisamente. Poco a poco vamos notando que el trabajo de días anteriores va dando sus frutos ya que la gente de allí va confiando en nosotros. En la Cañada hay gente de muy diverso tipo, desde personas que residen allí porque es donde han vivido toda la vida pasando por personas de etnia gitana que se han asentado en la zona y también toxicómanos que no tienen otro sitio donde vivir.
En nuestra visita de hoy hemos conocido a la perrita y gatita de Juan a las que hemos desparasitado interna y externamente y le hemos convencido para que dentro de dos meses, ya que todavía son muy jóvenes, nos las deje llevar a castrar. Hemos aprovechado para visitar a la perra de Trini que ya castramos después de recogerle su última camada cuyos hijos PALMA y PALMITO ya hemos dado en adopción. Hemos comprobado que se había recuperado muy bien de la cirugía y tenía la cicatriz estupendamente. La hemos llevado un saco de pienso y un cepillo para explicarla que al tener el pelo largo debe cepillarla todos los días.
Hemos conseguido capturar a la perrita miedosa de “El Abuelo” como le suelen llamar, un hombre de etnia gitana con una gran simpatía y amor a los animales. Tenía los ojos fatal y estaba todavía sin castrar. Nos la hemos llevado y hemos quedado en devolvérsela cuando esté sana y castrada. Y por último intentamos hablar con otro señor de La Cañada que tiene una yorky paralítica de las patas traseras. Queríamos convencerle para que nos la dejase llevar para valorar si su estado podía ser reversible o no pero nos ha sido imposible dar con el ya que se encontraba indispuesto. Volveremos a intentarlo”.
Patricia Vadillo