Que perros y gatos se lleven a matar es un mito, algo demostrado por muchas personas que tienen en su casa a estos dos tipos de animales sin ningún problema. Ambos pueden ser compañeros inseparables, sólo hay que hacer bien las cosas y conocer a cada especie para darle lo que necesita.
Buceando por la red hemos encontrado un vídeo muy gracioso en el que una y otra vez se produce la misma situación: un gato le quita la camita a un perro y el perro no sabe cómo recuperarla. Al verlo, y después de reírme un rato, se me ocurrió escribir sobre el mito de lo mal que se llevan perros y gatos pues es un pensamiento tan extendido como falso.
En mi opinión hay que partir de una premisa: los perros y los gatos se llevarán mejor o peor dependiendo de sus caracteres. Son como las personas, no podemos llevarnos bien con todos los seres humanos con los que nos cruzamos. La diferencia es que al perro y al gato les hemos “obligado” a vivir bajo el mismo techo y si no se llevan bien no pueden coger la puerta y mudarse a otro piso.
Partiendo de esa base, lo que también es importante es hacer las presentaciones como es debido. Los animales son eso, animales. Su instinto es vivir en manada y considerar suyo el territorio en el que moran. Si tenemos un perro y queremos adoptar a un gato es importante que se presenten bien. Pero lo mismo pasa si tenemos un perro y queremos adoptar otro perro, o un gato con otro gato. Hay que llevar a cabo un proceso en el que ambos animales, sean de la especie que sean, entiendan que será la casa de ambos y que cada uno tendrá su espacio.
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Por tanto volvemos a la conclusión de siempre: la mayor parte de los problemas que tienen nuestras mascotas los provocamos nosotros. Así que lo mejor es informarse bien para que ambas mascotas sean felices. En ALBA es uno de los aspectos que más tenemos en cuenta a la hora de dar en adopción a cualquier animal. En las entrevistas de adopción preguntamos por los animales que ya residen en la casa y nos preocupamos por su carácter y por si han convivido anteriormente con otras especies. El paso siguiente es aconsejar al adoptante sobre cómo hacer que ambos animales convivan en paz y, en muchas ocasiones, vamos nosotros mismos a ayudar con las citadas presentaciones. De hecho, solemos probar a nuestros animales para ver cómo reaccionan en el propio albergue aunque son pruebas orientativas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de nuestros animales han vivido en la calle y han tenido que luchar por su sustento con perros y gatos. A veces pasa que, en un primer momento, no reaccionan bien y luego, cuando son adoptados conviven sin problemas con otras especies. Eso nos pasó con BONACHÓN (ahora SIMBA), en la prueba de gatos no reaccionó nada bien y hace poco, sus papás de acogida nos contaron que duerme con varios gatos y perros y que convive en armonía. Es como todo, cuestión de tiempo y paciencia.
Volviendo al tema que nos atañe, hay situaciones que facilitan esta convivencia como que hayan crecido juntos desde pequeñitos. En estos casos se ven casi como hermanos y se tratan así: a veces pelean pero la mayor parte del tiempo se adoran. También es más sencillo cuando uno de los dos animales llega a la casa de cachorro pues el adulto no le verá como una amenaza y probablemente le acoja bajo su protección.
Pero vamos al caso más usual que es el de dos animales adultos. Lo primero y más importante: hay que consultar a un especialista, en esta entrada os doy consejos pero siempre es mejor hacerlo bajo supervisión. Lo segundo y casi más importante es que hay que estar muy atentos a las reacciones de los animales y vigilarlos de cerca. No olvidemos que gatos y perros son predadores y si hay un enfrentamiento las consecuencias serán graves. Con estos dos puntos claros, hay que armarse de paciencia y observar y, sobre todo, evitar que se queden mirándose fijamente. Hay que hacer que nos miren a nosotros y que todo se desarrolle con naturalidad, aunque sea haciéndolo teniéndolos a ratitos juntos hasta ver cómo van evolucionando.
Hay varias teorías a la hora de introducir a ambos animales. Unas van por el camino de hacerlo sin preparación alguna, se mete al animal nuevo en la casa y se vigila de cerca cómo se van conociendo. Otras van más por hacerlo paso a paso, primero se mantiene al gato en una habitación cerrada con sus cosas para que se huelan a través de la puerta, se les van introduciendo objetos con el olor al otro animal, se les ponen vallas o puertas bajas para que se vean y por último se les junta con mucho cuidado. Este proceso puede ser muy largo, dependerá de cómo se vaya desarrollando la situación.
En cualquier caso, es muy importante que ambos animales vean sus necesidades satisfechas. No debemos prestarles ni mucha ni poca atención, pero a ambos la misma. Tampoco debemos regañarlos si se persiguen o muestran signos de desconfianza. Lo mejor es corregirlos y premiarlos cuando ambos estén comportándose como es debido. También podemos hacer que coman a la vez viéndose aunque con una distancia de seguridad para que asocien la presencia del otro a algo bueno. Y a la hora de dejarlos solos, al principio es mejor que estén en habitaciones separadas hasta que vaya pasando el tiempo y veamos que se llevan bien.
La convivencia es posible y seguro que conocéis a más de una persona que tiene gatos y perros y son de lo más felices. Si te apetece adoptar a un perro y tienes un gato (o viceversa) que no sea este el motivo de no hacerlo. Ven a ALBA y conoce a nuestros habitantes, nosotros te guiaremos sobre cómo hacer bien las cosas.
Patricia Vadillo